Me han dejado una tabla Jobe Ventura de 10.6 en acabado bambú, que a primera vista es muy bonita, azul con toques en verde, inspirada en la naturaleza e innovadora. Una tabla que ya no se hace puesto que la marca de los Paises Bajos ya no va a fabricar más tablas rígidas y va a dedicarse a las hinchables (no me atrevo a llamarlas tablas), como podemos apreciar en el catálogo de este año. Así que tengo entre manos una tabla que ya sólo podréis encontrar en el estocaje de alguna tienda.
He venido directamente al Mar Menor a probarla, ya que el Mediterráneo está un poco salvaje estos días y sólo apto para surfear. Es sólo sacarla de la funda y me encuentro con una quilla o aleta de nueve pulgadas, de ‘cierre rápido’. Con un golpe seco la inserto, sin herramientas, lo que te hace un mundo si vas a viajar con ella y así no tener que llevarte el destornillador, el tornillo y la hembra de la ranura. Hay que decir que encaja a la perfección, sin holguras. Lo que no sé si a la larga dañará el raíl, puesto que como se aprecia en la foto tiene un rodamiento saliente que, aunque de plástico, interactúa con el borde de éste. Yo personalmente le pondría una quilla convencional, con su tornillo y su hembra para uso diario y usaría la quilla que trae de serie para los surftrips.
El poco peso de la tabla, doce con nueve kilos, y el generoso handle, con hueco cóncavo para los dedos, hace que la bajes de la baca del coche sin apenas esfuerzo y la transportes hasta la arena sin tener que hacer varias paradas. Parece una tontería pero un handle mal hecho, por ejemplo uno recto que impiden meter los dedos hacia dentro, es un inconveniente que hay que tener en cuenta a la hora de adquirir una tabla.
La Ventura es una single fin un tanto peculiar. No tiene aletas laterales, no, pero sí dos canales o ranuras de color verde brillante, que hacen las veces de quillas, haciendo un ‘Efecto Venturi’ en popa, jugando con la disminución de la presión del agua al desalojarla por la popa y aumento de la velocidad por un lado que por otro del corte, maximizando así la estabilidad y la velocidad, al tiempo que proporciona un equilibrio eficiente.
Ya hemos visto este tipo de soluciones en diversas ramas de los deportes acuáticos, aunque personalmente nunca lo había visto en el paddle surf. Por lo tanto tenemos una single fin con comportamiento de una Tri-fin o Trhuster. ¿Será su nombre un juego de palabras por la técnica utilizada en su construcción?
Los diez con seis pies, o lo que es lo mismo, tres metros veinte centímetros de eslora, ochenta y un centímetros de manga y doce con cinco centímetros de calado, son una gran superficie realmente versátil y estable para surfistas de todos los pesos. Para completar la información de las medidas decir que tiene de nose rocker 6 ¾" y de tail rocker 2 15/16". Yo con menos de sesenta kilos de peso podrás imaginarte que voy de sobra, muy cómoda y con tabla para hacer millas. La sensación que da la primera vez que te subes en ella es de calzarte unas Converse, la ves muy larga por delante, más si estás acostumbrado a las tablas de olas como yo.
El rider va en cubierta sobre espuma EVA antideslizante, que es muy cómoda, invitándote a hacer largas travesías. Delante de dicha cubierta lleva un llamativo cordón elástico verde o bungee, inmediatamente delante de la posición del rider (y del tapón de purga de aire automático), en el que podrás meter un bidón de agua; los escarpines, si vas de excursión a alguna cueva o rocas; el móvil en su funda acuática; las chanclas de la playa, si quieres llevártelas y que no te las roben; o las gafas de bucear para hacer snorquel. También puedes anclar una mochila estanca (recomiendo no meterla debajo para no dar de sí el cordaje) si la excursión es de varias millas y horas y quieres llevarte lo necesario.
El pack incluye un llamativo leash a juego con los acabados verdes de la tabla, en un guiño a los paddle surfistas más surferos, puesto que, además, el tamaño del velcro es más de tobillo que de corva. Para largas travesías más vale adquirir un leash de teléfono antiguo que no se te enrede en la quilla o vaya arrastrando por el agua. De todas formas eso va en gustos.
En proa llevas una pequeña ranura con anclaje de tornillo de rosca cruzado tipo quilla FCS para poner el correspondiente soporte de tu cámara deportiva favorita. Un gran detalle que evita que tengas que pegar nada en la zona del bambú, con el peligro que conlleva despegarlo y llevarte media tabla.
La tabla, con un volumen de ciento noventa litros, desliza como ninguna de las tablas que he probado. Es muy fina sobre el agua y desplaza el agua con una facilidad que hasta cuesta un poco frenarla. Los giros son rápidos y eficaces, a pesar de la longitud de la tabla, eso sí, echando el cuerpo unos centímetros atrás para levantar algo más la proa y evitar el rozamiento lateral de toda la tabla. En línea recta es donde la tabla, con su única quilla y los canales en la obra viva, destaca con sobresaliente, ya que te permite hacer más millas con menos esfuerzo, con muchas menos correcciones que una tabla de su misma clase. Va sobre raíles! Nunca mejor dicho.
Para rematar deciros que yo suelo llevarme a mi perrita a remar, que le encanta. Así que es condición indispensable en una tabla que vaya cómoda. Y esta tabla, además de todas sus bondades, es cómoda para tu mascota. Eso sí, encera la proa para que no se resbale.
Nos vemos en el agua!
Marta Pérez.
